El robot humanoide Unitree G1 ha sorprendido recientemente al público al demostrar una habilidad poco habitual en este tipo de máquinas: el boxeo.
Hasta ahora, los robots humanoides se asociaban sobre todo a tareas domésticas o industriales, pero este modelo ha dado un paso más al enfrentarse a un humano en un combate de entrenamiento. Aunque todavía no iguala los reflejos ni la agilidad de una persona, el G1 muestra una notable destreza y capacidad para recuperarse tras recibir golpes.
La empresa responsable de este robot ha anunciado un evento especial en el que sus creaciones protagonizarán combates de boxeo retransmitidos en directo a través de redes sociales. Aunque aún no se ha concretado la fecha exacta, se espera que tenga lugar en aproximadamente un mes y que el G1 sea el principal protagonista, aunque no se descarta la participación de otros modelos más avanzados.

En las imágenes difundidas, el G1 demuestra su habilidad para mantener el equilibrio incluso después de recibir impactos, uno de los mayores desafíos para los robots humanoides. Este avance se debe a la combinación de tecnología de captura de movimiento y algoritmos de inteligencia artificial, que permiten al robot aprender y perfeccionar técnicas de combate como puñetazos, bloqueos y esquivas. Además, el G1 es capaz de levantarse del suelo de forma eficiente, lo que refuerza su versatilidad ante situaciones inesperadas.
El G1 mide aproximadamente 1,3 metros, pesa unos 35 kilos y puede alcanzar una velocidad de hasta dos metros por segundo. Su estructura ligera y plegable facilita que una sola persona pueda transportarlo, y cuenta con numerosos motores articulares, sensores y una batería que le permite funcionar durante un par de horas. Todo esto lo convierte en uno de los robots humanoides más accesibles y competitivos del mercado.
La incursión del G1 en el boxeo no solo supone un avance tecnológico, sino que también abre la puerta a nuevas formas de entretenimiento y entrenamiento deportivo. Más allá del espectáculo, estas demostraciones reflejan el rápido progreso de la robótica, acercando cada vez más la ciencia ficción a la vida cotidiana. Así, el G1 no solo boxea, sino que también es capaz de bailar, imitar celebraciones deportivas y realizar tareas complejas, consolidándose como un ejemplo de cómo los robots humanoides empiezan a integrarse en entornos reales y diversos.